Desde tiempos inmemoriales la cocina siempre se ha relacionado con la mujer. Hay que remontarse a la prehistoria para descubrir la primera señal que nos lleva a pensar que, desde entonces, las mujeres han sido las responsables de la manutención de la tribu a lo largo de la historia.
Pero si hablamos de la profesionalización de la cocina, la cosa cambia. La prestigiosa Guía Michelín se ha publicado este año con 26 nuevas estrellas en España, de las cuales solo 4 cocinas están dirigidas por mujeres. Si a esto unimos el cierre de Sant Pau de Carme Ruscalleda, la única mujer chef del mundo que ha alcanzado 7 estrellas Michelín,(3 por su restaurante Sant Pau en Sant Pol de Mar (Barcelona), 2 por Moments, en Barcelona y 2 más por el restaurante Sant Pau en Tokio) la cosa se agrava aún más. La guía Michelín se ha publicado en 2019 con 5 estrellas menos para las chefs.
Ante este panorama, ¿podemos decir que hay machismo en los fogones profesionales? Mucho se ha escrito al respecto y, después de leer algunos testimonios de las partes implicadas, lo tengo meridianamente claro.
Carmen Ruscalleda, hablaba de este tema para El comidista, y desde su punto de vista no hay machismo en la gastronomía, desde el momento que duda que haya algún establecimiento que vete la entrada a las mujeres. Sin embargo, en ese mismo reportaje hay otras voces discordantes.
No dudamos de la palabra de la chef Ruscalleda pero entonces nos preguntamos, ¿por qué tan poca presencia femenina en las cocinas, sobre todo, en puestos de responsabilidad?
La dureza de la profesión, el sacrificio que supone y las dificultades para conciliar son algunas de las razones que intentan justificar la ausencia femenina en los fogones. Y entonces volvemos a preguntar… ¿pensar que una mujer es más débil que un hombre (así, en genérico), que tiene menor capacidad de sacrificio o que es a ella a quien corresponde conciliar, no es una actitud machista? Sí, eso es machismo y, por desgracia, es un reflejo de parte de la sociedad en la que vivimos.
Y hay algo más preocupante que la chef Susi Díaz, cabeza del restaurante La Finca, puso encima de la mesa en el II Encuentro “Gastronomía es femenino”: “Nosotras mismas nos ponemos las trabas” Efectivamente así es, y no solo en la cocina sino también en otros ámbitos. Los convencionalismos sociales nos empujan a veces a ser las primeras en cuestionar y criticar a otras mujeres.
Pero no está todo perdido. Las nuevas chefs vienen pisando fuerte y ya se empieza a hablar de ellas como el futuro de la gastronomía en España. No se trata de cuotas sino del reconocimiento a su talento y a su gran labor para visibilizar sus trabajos. Maca de Castro (Maca de Castro), María José San Román (Monastrell), Begoña Rodrigo (La Salita), Yolanda León (Cocinandos)… son algunas de las chefs que se han alzado con su primer Sol de la Guía Repsol. Desde Saboresfera nos alegramos de ello y deseamos que tanto ellas como sus compañeras de este ranking, cada vez con más peso en España, sean las próximas en engrosar la lista de la Guía Michelín.
Por otro lado, en octubre de 2018 una reunión de amigas en el Restaurante Monastrell de María José San Román, daba el pistoletazo de salida a ‘Mujeres en Gastronomía’ una asociación que nace con la visibilidad a la figura de la mujer en las distintas áreas de este sector.
Y en Saboresfera, ¿qué pasa en Saboresfera? En Saboresfera se piensa en femenino. Y también en masculino. En Saboresfera tiene cabida cualquier blog dedicado a la gastronomía y al buen comer sin importarnos ni la raza, ni las creencias y, mucho menos, el género de sus autores o autoras. Pero si desde este pequeño altavoz podemos poner nuestra pizca de sal para colocar las mujeres cocineras en el lugar que se merecen, así lo haremos.
¡Buen provecho!